Los humildes heredarán la tierra

Enviado por Pedro Juan Mart..., el 21/12/2017 - 10:02

Llega el fin de los tiempos para los líderes narcisistas

Por lo general, los seres humanos tenemos una tendencia muy marcada a esperar que en tiempos de crisis o dificultad aparezca la figura de un líder “todopoderoso” que pueda salvarnos de dicha situación o, por lo menos, hacernos más fácil su tránsito. Por ello las crisis sociales, políticas o económicas crean un escenario ideal para que puedan aparecer estos líderes narcisistas, que son especialistas en presentarse como solucionadores de las situaciones de angustia e incertidumbre. La paradoja es que elegimos apoyar a estos líderes que, si algo les caracteriza, es que están más preocupados por solucionar sus propios problemas y satisfacer su vanidad, que por encontrar soluciones para los demás.

Normalmente, al pasar un tiempo, nos damos cuenta de nuestro error, porque las competencias que nos dijo que poseía dicho líder son falsas y, además, ha utilizado intencionadamente la técnica de reducir el intercambio de información entre los miembros de su equipo, con el fin de tener una posición de poder frente al mismo. Aunque esto suponga perjudicar el desempeño del grupo. En consecuencia, estos líderes transforman su ambiente de trabajo en un campo de juego competitivo en el que sus colaboradores también se vuelven más egoístas y están menos dispuestos a hacer esfuerzos por los demás, provocando el narcisismo organizacional y destruyendo la sinergia del grupo. Un ejemplo de este tipo de liderazgo lo podemos encontrar en los fichajes estrellas de altos directivos que se han realizado en empresas públicas y privadas en nuestro país y que iban a ser la solución de nuestros problemas. Al final lo único que han dejado muy claro ha sido su incompetencia o, peor aún, su falta de ética, y en algunos casos, ambas cosas a la vez. Pero pese a ello, parece que nos gustan más estos líderes súper glorificados que exudan carisma que otro tipo de líderes que nos hagan tomar conciencia que la solución a los problemas está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad.

Estudios recientes nos indican que este nuevo tipo de líderes, más humildes y modestos, son más eficaces y beneficiosos para la sociedad que los narcisistas. Por ejemplo, un estudio realizado en el año 2016 en 105 pymes de venta de equipos y programas informáticos en Estados Unidos reveló que, cuando un directivo es humilde, su equipo está más dispuesto a colaborar y compartir información, sacando el mejor provecho del talento que hay en la compañía. Otro estudio realizado entre 161 equipos de venta en Alemania encontró que los vendedores de jefes de ventas humildes estaban más dispuestos a admitir sus errores y limitaciones, compartir información sensible y recibir consejos. Asimismo, varios estudios han demostrado que los líderes humildes mejoran el desempeño de una organización a largo plazo, porque generan un ambiente de cooperación y confianza, ya que estos líderes son más equilibrados y tienen un gran aprecio por las contribuciones de los demás, al tiempo que están abiertos a nuevas ideas y a recibir sugerencias. De esta forma ayudan a sus colaboradores a fortalecer su autoestima, ir más allá de sus expectativas y crear una comunidad de conocimiento y trabajo, que canalice los esfuerzos individuales en un grupo organizado que trabaje por el bien del colectivo. En esta misma línea son los resultados alcanzados en un reciente Meta-Análisis sobre características de los futuros líderes, donde se reveló que la humildad de un líder puede ser contagiosa ya que cuando los líderes se comportan de forma sencilla, sus seguidores emulan su actitud y conducta modesta. Por lo tanto, los resultados de las investigaciones actuales son claros: cuando escogemos a personas humildes y modestas para liderarnos, se generan más beneficios para todos y el mundo se convierte en un lugar mejor para vivir.

En suma, podemos decir que la humildad es muy necesaria para los líderes, pues al final el ego y la prepotencia nos alejan de los demás mientras que la humildad nos acerca a ellos. En un futuro cercano las empresas dominadas por los egos de sus directivos estarán condenadas a desaparecer, ya que las personas con talento evitarán trabajar en ellas y a medio plazo será el fin de este tipo de organizaciones. Por el contrario, un directivo humilde no se siente superior ni inferior a nadie. Además, es capaz de servir, manejar el éxito con prudencia, alcanzar todo su potencial y ayudar a sus colaboradores hacer lo mismo. En palabras de Facundo Cabral: “Cuando somos grandes en humildad estamos más cerca de lo grande”

 

Pedro Juan Martín Castejón

Profesor de ENAE Business School y Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Murcia.