La Dirección Financiera: Una función en constante cambio

Director financiero: Socio estratégico y pieza vital de la empresa
La recesión económica ha sido uno de los principales catalizadores del cambio en la función del director financiero o CFO (según sus siglas en inglés) y ahora tiene la gran responsabilidad de guiar a la empresa a través de un mercado global y cada vez más competitivo. Los cambios han hecho más compleja la función tradicional de cuadrar los números, y ahora su rol es convertirse en un socio estratégico y en inspirador del cambio; se sitúa en el centro del universo de la organización y su presencia solo es equiparable a la del director general.
Pocos profesionales han experimentado tantos cambios como el que ha tocado a la dirección financiera en los últimos años, cambios que han modificado absolutamente sus funciones. Es importante indagar sobre el porqué de esos cambios y la evolución que puedan tener en el futuro, con el fin de prepararse para afrontarlos con las máximas garantías de éxito personal y para la empresa.
Funciones de un CFO
1º. Desempeñar un nuevo papel
El CFO está llamado a abandonar el papel de mero supervisor de la contabilidad. Su relación con los departamentos ha de ser diferente; no se limita a fiscalizar su actuación, sino a convertirse en un socio que apoya sus decisiones. Las operaciones financieras rutinarias le ocuparán cada vez menos tiempo, mientras que la estrategia financiera, la gestión de inversiones o el control del rendimiento serán la primera causa de sus empeños.
2º. Promover iniciativas de creación de valor
El principal objetivo del CFO está centrado en la creación de valor, porque todo negocio que no remunere al accionista por encima de su coste de oportunidad está condenado al fracaso, aunque no colapse de manera inmediata. Este aspecto se concreta en tres líneas de actuación: mejorar la comunicación con los accionistas, establecer medidas del rendimiento basadas en el valor y vincular la remuneración de la alta dirección a esos parámetros de valor.
3º. Implantar un cuadro de mando equilibrado
El CFO tiene que medir el rendimiento de la actividad. La novedad es que los parámetros que utilice deben servir para la predicción y tener en cuenta elementos externos como: proveedores, clientes y competencia. Pero la mayor innovación que debe introducir el director financiero en sus medidas de control es la incorporación de aspectos intangibles y no solo contables, como, por ejemplo: la motivación del personal, su nivel de formación, el grado de satisfacción del cliente y la calidad del servicio.
4º. Superar la contabilidad analítica
La contabilidad de costes tradicional se ha revelado ineficaz para la gestión de proveedores, productos y clientes globales. Ya no se trata solo de controlar qué recursos se han consumido en un proceso, sino las actividades que han provocado ese consumo de recursos. En el análisis de las actividades se concentra en: cuáles son las que más cuestan, cuáles agregan valor, cuáles se pueden ejecutar más eficientemente, cuáles interesa externalizar y cuáles son prescindibles.
5º. Integrar la gestión de riesgos
Toda empresa debe definir el nivel de riesgo –estratégico, financiero, comercial, operativo y técnico- que está dispuesta asumir, teniendo en cuenta el impacto que esa decisión tendrá en la creación de valor para el accionista; los inversores analizarán esa decisión y exigirán, en consecuencia, una determinada rentabilidad. Para el nuevo director financiero, el riesgo es una realidad que hay que controlar de forma permanente.
6º. Diseñar la organización para crear valor
El CFO debe identificar qué procesos constituyen el núcleo de la actividad de la empresa y externalizar aquellos otros que no añadan valor. La principal ventaja de la subcontratación es que permite obtener una mejor calidad de servicio al menor precio. Se habla ya de organizaciones virtuales, que han subcontratado funciones como la gestión administrativa o la actividad del marketing.
7º. Eliminar barreras mediante el uso de servicios compartidos
Otra tarea del director financiero pasa por decidir qué recursos y procesos se pueden unificar para conseguir economías de escala. Centralizar determinadas funciones auxiliares o financieras –por zonas geográficas, por procesos e incluso con alcance global- supone que las unidades de negocio ceden parte de su actividad con el fin de obtener mejor servicio.
8º. Apoyar el cambio de sistemas
El parque tecnológico de muchas empresas acusa signos de obsolescencia. El cambio de sistemas tiene sentido en un proceso que permita aprovechar las ventajas de una actualización tecnológica. Por ello, el CFO debe promover la adecuada integración del negocio con la tecnología, con el fin de que todos los niveles de la empresa tengan un fácil acceso a la información que precisen.